Algunos lo llaman rey de Argos o de Corinto.
Tántalo fue padre de Pélope, Níobe y Bróteas (este último era bien fulero, pobre muchacho). Sin embargo, algunos decían que Pélope era bastardo... en fin.
Tántalo era compinche del dios Zeus, y este lo admitía en los banquetes de néctar y otras delicias del Olimpo... (se mandaba sus buenas partuzas, Zeus).
Hasta que a Tántalo se le subieron los humos, y como era un "estómago resfriado", reveló los secretos de Zeus y secuestró manjares divinos para compartir con sus amigos mortales.
Zeus: - Ahora, por contarle a todos que me compré el último disco de Arjona, te voy a cagar la vida, puto. Era para una de mis mujeres, chabón.
Pero antes de este delito se mando una peor... en grande.
Resulta que Tántalo invitó a los olímpicos (no a los deportistas, a los dioses) a un banquete en el monte Sípilo o en Corinto.
El problema fue que se fijó en la cocina y resulta que no había suficiente para alimentar a los famélicos dioses... entonces - no se sabe si lo hizo para probar la omnisciencia de Zeus o por buena voluntad (si, por supuesto) - despedazó a su hijo Pélope y, muy elegantemente, metió los trozos del cadáver en el guisado. Si, un hijo de la gran siete, este Tántalo.
Pero los dioses se avivaron y los rechazaron horrorizados (si, claro, como si ninguno de ellos se hubiera comido un jopende alguna vez...).
La única que comió fue Deméter, se ve que tenía hambre, y se comió la carne del omóplato izquierdo.
Así que Tántalo fue castigado con la ruina de su reino y después de su muerte (por mano de Zeus) tuvo un tormento eterno (no, tuvo no, tiene...)
Ahora está colgado - consumido por la sed y el hambre - de la rama de un árbol frutal, sobre un lago pantanoso. No puede beber nada porque el agua le llega a la cintura, y cuando crece y llega al cuello, él no llega a tiempo de beber (y cuando quiere agarrar agua con la mano - lógico - se le desliza y apenas de humedece los labios). El árbol tiene peras, manzanas y otros frutos, pero cada vez que manotea algo, hay una ráfaga de viento que lo pone fuera de su alcance.
Ah! y como para rematarla, hay una piedra enorme que sobresale por encima del árbol y amenaza por toda la eternidad con aplastar el cráneo de Tántalo.
Zeus: -Es todo un entretenimiento veraniego... "Fue como una RA FA GA tu amoooor"...
Moraleja: No descuartices a tu hijo para darle de morfar a los dioses...
Después del castigo, Zeus resucitó a Pélope. Le ordenó a Hermes (Binner no, Hermes a secas) que agarre todos los pedazos y los meta a hervir en la misma caldera, después pronunció un hechizo del mago Emanuel. Entonces, la Parca Cloto (no el parco Cleto...) los rearticuló, Deméter le dio un omóplato de marfil (porque el verdadero se lo había morfado), y Rea hizo como un soplido y le dio vida. Mientras Pan (será Peter?) danzaba alegremente (claramente no tenía nada más importante que hacer mientras los demás se rompían el lomo para revivir a Pélope).
Abro un paréntesis... también se podría hacer una película de zombies con Pélope... cierro el paréntesis.
Resulta que el flaco salió de la caldera con una belleza tal que Poseidón se enamoró de él a primera vista... (de todos modos, Poseidón no era un "mortal", era un dios, y los dioses solían meter mortales en su lecho bastante a menudo) y lo llevó al Olimpo en un carro tirado por caballos de oro pertenecientes a los maridos jugadores de polo de las trillizas María Laura, María Eugenia y María Emilia. Un lujo.
Todos los descendientes de Pélope tienen una marca: el omóplato de marfil. Y tras su muerte, este pedacito fue guardado en Pisa.
A todo esto, la señora madre de Pélope, Eurianasa, lo buscaba por todos lados, pobre mujer (ya que no sabía sobre su ascensión al Olimpo). Se enteró de que lo habían hervido y servido a los dioses y que estos habían roído hasta sus huesitos.
Es más, esta fábula se hizo muy famosa en Lidia, por lo tanto muchos la creen y niegan que el Pélope que hirvió Tántalo sea el mismo que apareció después.
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